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Foto del Presidente de Venezuela Hugo Chávez durante su tratamiento en Cuba |
El 24 de enero de este año,
coincidiendo con el día de San Francisco de Sales, santo patrón de
los periodistas en España, el diario “El País” realizó una de
las actuaciones más bochornosas en sus más de treinta años de
historia, al difundir como “exclusiva” una falsa fotografía del
presidente venezolano Hugo Chávez durante su tratamiento médico en
la Habana. Esta falsa fotografía había sido sacada de un video,
subido a Youtube en el años 2008, en el que se podía ver a una
persona siendo intubada.
En primer lugar, aunque la fotografía
fuera auténtica, “El País” no debería, ni siquiera, haberse
planteado publicarla, puesto que, con dicha publicación, el diario
estaría realizando una intromisión ilegítima en la intimidad,
tanto de Hugo Chávez como de su familia. Una intimidad que se
encuentra garantizada y regulada como derecho fundamental en el
artículo 18 de nuestra Constitución, y cuya protección se extiende
a cualquier información relativa a los datos personales, salud,
relaciones correo, etc de cualquier sujeto; es decir, la intimidad es
un derecho que poseemos todas las personas de poder excluir a otras
personas del conocimiento de nuestra vida privada.
En segundo lugar, una vez que el diario
del grupo PRISA se encuentra decidido a publicar la imagen, al menos
debería haber seguido los cánones que marca el código deontológico
del periodista relativos a la investigación de los hechos, al
contraste de estos hechos con cuantas fuentes fueran precisas, así
como a enfrentar las distintas versiones que existieran sobre los
mismo (1). De haber seguidos estos cánones, los redactores de “El
País”, rápidamente se habrían dado cuenta de que, ya desde
principios de enero se conocía la existencia de esta fotografía,
puesto que esta noticia ya había sido tratada por diferentes medios
de comunicación, tanto españoles como latinoamericanos.(2)
Y para finalizar con esta esperpéntica
historia, la traca final la encontramos con la excusa que ha
esgrimido “El País” para tratar de justificar, echando balones
fuera, la publicación de la imagen. Y es que al parecer la culpa no
fue del diario, sino del Gobierno cubano, ya que según medios del
diario, ellos no pudieron contrastar la veracidad de la fotografía
“dadas las restricciones informativas que aplica el régimen de
Cuba” explicando que “La corresponsal de El País en la isla,
Yoani Sanchéz, es, además, una conocida y crítica bloguera vetada
por las fuentes de información oficiales y cuyos movimientos son
vigilados permanentemente por las autoridades, lo que dificulta
cualquier trabajo de verificación”, por lo que “tratar de que
Yoani Sánchez se pusiese en contacto con cualquier fuente habría
supuesto un riesgo para ella y para las personas supuestamente
implicadas en la foto” (3).
Sinceramente yo no creo que el Gobierno
cubano impidiera a los redactores de “El País” entrar en Google
para poder buscar información relacionada con la fotografía para
comprobar su veracidad (no habrían tardado mucho en encontrarla y
descubrir su falsedad), sin embargo todos sabemos que, en vez de
asumir nuestros errores, es mucho más fácil culpar de ellos a los
demás (y si es al Gobierno cubano mejor) y que no hay mejor defensa
que un buen ataque (sobre todo si el ataque es contra Cuba).
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