¿Qué es un esperpento?. Es la deformación sistemática de una realidad, en la que se potencian sus rasgos mas grotescos y absurdos. Estas deformaciones son muy abundantes en los tiempos en los que nos ha tocado vivir, en los que, a diario, podemos observar innumerables esperpentos en el plano internacional, pudiendo considerarlos, en el plano nacional, como una plaga para nuestra "una, grande y libre" España; en la que nos encontramos ante una gran variedad de clases de esperpentos: los más comunes son los políticos, que de la mano de los judiciales, conforman los poderes de nuestro esperpéntico régimen político, pero la cosa no acaba aquí, puesto que al lado de estos esperpentos también nos encontramos con los financieros, los empresariales, los periodísticos e incluso los religiosos, formando todos ellos lo que podemos denominar como “el esperpento nacional”, puesto que, tal y como señalan las palabras del genial dramaturgo Ramón de Valle Inclán, “el sentido trágico de la vida española solo puede mostrarse mediante una estética sistemáticamente deformada”.

martes, 5 de febrero de 2013

El derecho al agua tiene precio

El agua es considerado un derecho humano

Las tres cuartas partes de nuestro planeta están cubiertas por agua, un 97,5 por ciento agua salada y solo un 2,5 por ciento agua dulce. Mientras que el agua dulce es abundante en ciertas partes del planeta, cada vez se hace más evidente su escasez a nivel global, y lo que es aún peor, el porcentaje de agua potable, es decir, de agua dulce que los humanos podemos consumir sin poner en peligro nuestra salud, es cada vez más reducido en condiciones naturales debido a la contaminación.

En la actualidad existen más de 1000 millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable, a pesar de que dicho acceso es reconocido por la O.N.U. como un derecho humano desde el año 2009. La escasez de agua dulce a nivel global está generando un lucrativo negocio para algunas empresas. Hoy en día es posible comprar por Internet el agua de algunos ríos latinoamericanos, por ejemplo del río Paraná. El negocio es muy sencillo y lucrativo, los grandes buques mercantes llegan a los puertos latinoamericanos, descargan sus mercancías, después ascienden por las desembocaduras de los ríos, abren sus compuertas, y llenan sus lastres con agua dulce. Posteriormente estos buques venden el agua que cargaron como lastre en África o en Oriente Medio, donde se pueden llegar a pagar hasta 2 millones de euros por las 70.000 toneladas que puede almacenar un buque mercante de tamaño medio en su lastre. Se trata por lo tanto de un negocio redondo y sin riesgo, a pesar de estar comercializando un recurso indispensable para las personas, a la par que un derecho humano.

En España, el derecho al agua también se está convirtiendo en un negocio en manos de unas pocas empresas privadas al estar multiplicándose de forma alarmante los procesos de privatización de los suministros de agua potable, lo que significa que a pesar de que el agua sigue siendo pública, la gestión de su suministro es adjudicada a una empresa privada, con lo que estas empresas logran hacerse con un mercado local sin ningún tipo de competencia, es decir, un monopolio con unos clientes seguros y permanentes.

Podemos pensar que para escapar del monopolio de las empresas que suministran el agua potable basta con que (las personas que puedan) tengan su propio pozo escavado en sus propiedades con el que poder auto-abastecerse. Sin embargo esta no dejaría de ser una solución provisional porque no debemos olvidar que el agua, al tratarse de un bien público, es propiedad del Estado, por lo que debido a su creciente escasez, el Estado acabará echando mano de esos acuíferos ubicados bajo propiedades privadas, con lo que finalmente muchas personas tendrán que pagar por el agua que se extraiga de lo que hasta ahora consideraban “sus pozos”. Asimismo, dando otra vuelta de tuerca, y debido al proceso de privatización de la gestión del agua que comentaba en el párrafo anterior, podemos llegar a una situación en la que los propietarios tengan que pagar a empresas privadas para poder extraer el agua que se encuentra bajo sus propiedades.

La escasez de agua dulce en nuestro planeta no es un problema técnico, sino político, puesto que hoy en día contamos con un nivel de tecnológico tan avanzado que se podría acabar dicha escasez de existir voluntad política para hacerlo. El periodista, escritor e inventor Alberto Vazquez-Figueroa hace años que patento un sistema de desalinización del agua del mar con el que si existiera la voluntad de hacerse, podría abastecer de agua potable a muchas regiones del planeta en las que actualmente dicho bien escasea. Este escritor, en relación con su proyecto, hacía la siguiente reflexión: “Si deseas saber cuál será el nivel de aceptación de tu invento (o proyecto), no te preguntes a quién beneficia, sino pregúntate a quién perjudica, porque del poder del perjudicado dependerá que salga adelante o no”. Llegados a este punto nos preguntamos ¿A quién le pude interesar que no haya agua dulce gratuita para todo el mundo?, pues, por un lado a las empresas embotelladoras de agua supuestamente “de manantial”, que hacen negocio vendiendo el agua potable, en ciertas ocasiones, a un precio muy superior al de la gasolina. Y por el otro lado a las grandes multinacionales que se dedican al negocio del agua, como por ejemplo las francesas Suez Environnement, Vivandi Environnement o Lyonnaise des eaux, que generan ganancias multimillonarias en casi todos los países del mundo gracias a la escasez de agua.

Nos cuenta Alberto Vázquez-Figueroa que en Las Palmas de Gran Canaria existe un gran problema con los restos de boro que dejan en el agua las actuales desaladoras, por lo que hoy en día los canarios no pueden beber el agua del grifo e incluso tienen que cocinar con agua embotellada. En cierta ocasión, el escritor se reunió con el director regional de la multinacional francesa que gestiona el agua en las Islas Canarias y con el por aquel entonces alcalde de Las Palmas, Manuel Soria . En aquella reunión, tras exponer y argumentar el escritor la posibilidad de obtener agua realmente potable, sin restos de boro, por la cuarta parte del precio que les estaba costando en ese momento obtenerla, el director de la empresa le advirtió que nunca permitiría que eso ocurriese en Las Canarias. La explicación a esta negativa fue muy sencilla: en ese momento estaban desalinizando el agua a unos 60 céntimos de euro por metro cúbico, para venderla, aplicando un margen del cien por cien de beneficios a algo más de 1,20 euros (al doble de lo que les cuesta obtenerla); sin embargo, de obtener la empresa el agua por ejemplo a 30 céntimos, dado que sus ganancias se calculan aplicando un margen sobre el precio de producción, solo podrían venderla a 60 céntimos por metro cúbico, con lo que la empresa estaría perdiendo 60 céntimos por cada metro cúbico de agua; es decir, si la empresa produce el agua más barata, y posteriormente la suministra también más barata, perdería millones de euros, algo impensable desde el punto de vista de la lógica capitalista a pesar de que de ese modo se consiguiera un acceso total al agua potable para toda la población. Como punto final, el director de la compañía añadió: “Ni los consumidores ni los agricultores son mi problema, son problema del gobierno. Mi problema es que mis accionistas reciban la mayor cantidad de dinero posible; te lo digo para que lo entiendas claramente, porque así es la vida”.

Fuentes:

Bancos y grandes constructoras cambian el ladrillo por el agua 

Argentina: buques toman agua del río Paraná y la venden a granel

Alberto Vázquez- Figueroa – Siete vidas y media


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